A modo de preámbulo

Apuntes para la historia reciente del Puerto de Camposancos
La relación de los barcos que en algún momento estuvieron en Camposancos está obtenida de diversas fuentes, sin que podamos decir que están todos los que son, ni son todos los que están.
Los datos, en su mayor parte obtenidos de la prensa local, Heraldo Guardés y Voz del Tecla, eran pasados en muchos casos por vía telefónica con lo que a veces dudamos de la exctitud de los nombres o tipos de barco.
En otos casos, es posible que no se trate mas que de nombres abreviados o de uso coloquial, en especial aquellos barcos con nombres largos.
Con respecto a datos e imágenes de los buqques están obtenidos en muy diversas fuentes, que en lo que sea posible trataremos de facilitar.
El uso de todos los datos es meramente informativo y no se garantiza nunca la total exactitud de los mismos.
A fin de ir completando la relación y los datos, serán bienvenidas todas las aportaciones.
Garantizamos su publicación siempre que vengan con identificación y a ser posible citen las fuentes.



lunes, 17 de noviembre de 2014

JOAQUINA


El “hundimiento” del bergantín goleta “Joaquina”

El bergantín goleta llamado “Joaquina”, está aborlado con sistema llamado “clipado”, tiene 36,46 metros de eslora, 8,54 m. de manga y 4,06 metros de puntal. De carga tiene un tonelaje de registro de 333 toneladas brutas y 316 netas. En el año 1912 lo adquiere Vicente Chapaprieta, padre del político Joaquín Chaparieta, y en el mes de marzo de 1918, en un viaje de retorno de la isla de Cuba con su cargamento de maderas de caoba, es torpedeado por un submarino alemán a la altura de las islas Canarias. El barco lo mandaba en ese viaje el capitán Francisco Perelló, natural de Valencia, aunque residente en Santa Pola.
La “Joaquina” salió del puerto de Alicante para la isla de Cuba, cargado de teja. Una vez arribado a la isla caribeña, descarga la teja en el puerto de Manzanillo y carga 450 toneladas de madera de caoba, con destino a España e inició la navegación de regreso. La madera estaba asegurada en 50.000 duros.
En la mañana del 15 de marzo, a unas 500 millas de Cabo Espartel, cerca de las islas Canarias, vieron desde el “Joaquina” un submarino alemán que, sin aviso previo, a la diez de la mañana, interceptó el buque haciendo tres disparos. Los nueve marineros de la dotación, junto a su capitán, abandonaron el buque en uno de los botes auxiliares que llevaban.
Describe Albaladejo Costa que al embarcar en él, el comandante del mismo les pidió la documentación, manifestándole al capitán de la “Joaquina” que tenía 30 minutos para volver a su barco y hacer abandono de él, porque iba a ser torpedeado. Regresaron a la “Joaquina” y tiraron a la mar el otro bote auxiliar, embarcaron lo que estimaron más necesario en ellos, y la tripulación, en dichos botes, se fue alejando de su barco.
Todavía muy cerca del “Joaquina”, vieron, con horror, como el submarino empezó a disparar, hasta hacer once blancos, comenzando a caer la arboladura del barco. Poco a poco, se fue hundiendo, no haciéndolo del todo por ir cargado de madera.
En principio tienen la suerte de que la mar estaba bastante en calma. Con unos trozos de lona que embarcaron, hicieron una pequeña vela para cada bote que además iban unidos por un cabo, como si de un remolque se tratara. No siendo la solución, porque la costa más próxima estaba a cientos de millas de ellos y difícilmente había posibilidad de llegar a ella.
Según Albaladejo, tres días después, la calma desapareció y el tiempo empezó a empeorar. Al amanecer de este tercer día, uno de los tripulantes le pareció ver en el horizonte como humo, que se elevaba hacia el cielo, desde la superficie del mar; se lo comunicó al resto de los hombres y al parecer alguno de ellos lo vio.
El humo dejó de verse y el desconsuelo llegó a toda la tripulación. El tiempo continuó empeorando. En la tarde, de nuevo se volvió a ver el humo y poco a poco se pudo apreciar con mayor intensidad: hasta que, en el horizonte, se vieron las siluetas de tres vapores, dos noruegos y uno inglés, que se iban acercando a ellos. Al llegar a donde se encontraban los dos botes, auxiliaron a sus dotaciones y los embarcaron a bordo de uno de los buques noruegos, a los tripulantes de uno de ellos, y, en el de bandera inglesa a los del otro, Albaladejo asegura que, según observaron los marineros, iba armado, con algunos cañones.
La causa de verse el humo y después perderse, es a que aquellos vapores, en vez de hacer una navegación, con rumbo fijo, iban cambiando de dirección con alguna frecuencia.
Continua Albaladejo explicando que el submarino alemán que atacó al “Joaquina”, al parecer esperaba a aquellos tres vapores; pero, debido a la navegación que hacían, tardaron en llegar al lugar donde les esperaba el submarino, tres días después de lo calculado por su comandante.
Los vapores entraron en el puerto de Gibraltar y allí desembarcaron a los tripulantes de la “Joaquina”.
La noticia del naufragio fue transmitida telefónicamente por Joaquín Chapaprieta Torregrosa al consignatario de la “Joaquina”, Juan Mas, desde Madrid, dando cuenta de que el cónsul de España en Gibraltar le había comunicado la noticia del hundimiento. En la mañana del 21 de marzo los náufragos, todos de Torrevieja, llegaron a Alicante, menos el capitán que quedó en Gibraltar echando la protesta consiguiente.
En los días en que todo esto sucedió Vicente Chapaprieta se encontraba enfermo, ignorando en los primeros días lo sucedido a su barco, siéndole comunicada tan triste noticia por su hijo Joaquín. El armador del barco se puso enseguida en contacto con Juan Miró, representante en Alicante de la compañía aseguradora, al que más tarde le escribe la siguiente carta de agradecimiento:
Alicante, 19 de Abril de 1918
Sr. D. Juan Miró
Muy señor mío y amigo: Como al ocurrir el torpedeamiento de mi buque “Joaquina” publicó la prensa de esta región que tanto el seguro del buque como el de la mercancía lo efectué, como de costumbre, en su acreditada agencia, créome en el deber de manifestar públicamente también mi reconocimiento y satisfacción por sus excepcionales oficios como agente asegurador, así como por la actividad e interés desplegados en la liquidación y pago del siniestro efectuado el mismo día que presenté la reclamación y poderes.
Le felicita y se complace en testimoniarle su reconocimiento, su affmo. amigo y s.s.q.s.m.e.
Vicente Chapaprieta”
Al paso del tiempo, es encontrada la “Joaquina”, siendo remolcada a puerto. Joaquín Chapaprieta Torrregrosa, en la sesión del Senado, celebrada el 23 de julio de 1919, entrega a la Mesa una comunicación rogando se pidiera al ministro de Marina el envío a la cámara el expediente del hallazgo y salvamento del bergantín goleta en Las Palmas.
Fuente: Semanario VISTA ALEGRE. Torrevieja, 7 de septiembre de 2013
Excelente relato de  FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA (Publicado por la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales)

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